En el corazón de la región de Poro en la Antena de Korhogo, el Centro Don Orione, para personas con necesidades especiales acoge con su familia a niños y adultos en situación de necesidades especiales físicas, mentales o sensoriales con el fin de ayudarles a avanzar hacia la autonomía física e intelectual con vistas a su inserción social.
Desde hace 25 años, la misión de nuestro Centro de personas con necesidades especiales de Don Orione, Antena de Korhogo, se prosigue con demandas que diversifican y que aumentan de año en año. Nació en 1994 por iniciativa de la unión de religiosas de la diócesis de Korhogo y confiada a la Congregación de las hijas de la Cruz por Monseñor Auguste Nobou, Obispo de la Diócesis de Korhogo.
Desde hace algunos años hemos tenido la suerte de contar con la ayuda de educadores que procedían de dos direcciones regionales de ministerios y que reforzaron el equipo con sus competencias para acoger y acompañar siempre a más niños en educación especializada: deficientes y sordomudos
Si aumenta el número de niños acogidos y atendidos se debe a que desde el principio del Centro, e incluso antes, hubo un gran trabajo de sensibilización en torno de las necesidades especiales. Pues muchos se les dejaba de lado, los escondían o acompañaban a la muerte. Las familias se arreglaban para hacerles desaparecer y morían pues los niños que nacían con alguna deficiencia eran considerados, según la creencia, como niños-serpientes, así favorecían su retorno a su naturaleza primitiva.
Entonces, cuando después de tres años de demanda y de espera, siendo conscientes de que había que dar un paso más en la acogida a personas con necesidades especiales y también a sus familias, el 24 de octubre de 2019, recibimos una gran alegría: el Ministerio de Empleo y de Protección social por mano del Ministro, firmó la aprobación de nuestro Centro: “para llevar a cabo todas las actividades educativas para niños y adolescentes en situación de discapacidad”.
Esto nos abre a la posibilidad de llegar a acuerdos con diferentes ministerios que nos permitirán responder mejor a las demandas en constante aumento en todos los sectores, tanto en la atención y cuidado de la salud física como en el apoyo educativo de quienes acuden a nosotras.
Una abuela que vino a confiarnos a su nieta que no hablaba a la edad de 4 años, nos expresó su alegría en la fiesta de fin de año: "“Antes mi hija no hablaba, pero ahora habla dioula, senufo y francés. ¡No lo creía pero sé que ella puede aprender! ¡Agradezco a los educadores y al Centro! "
Entonces, en espíritu de Servicio a estas poblaciones de personas con discapacidades y a sus familias tan vulnerables, vemos que el futuro se abre con otras perspectivas.
“Tenemos que hacer mucho más. Mucho más de lo que podemos. Para tratar de hacer lo suficiente. Se necesita hacer más. Cada día. Todos los días…”
“¡Todo amor sembrado, florecerá pronto o tarde!” (Raoul Follereau)