"Es una de esas rarísimas figuras que demuestran que no todo es materia, interés personal, dinero, consumo. Mientras existan estas figuras, la esperanza en el futuro no morirá. Son las luces del mundo”.
Dr. G. Avella, Procurador del Distrito de Sondrio.
Por su parte, el profesor Vittorino Andreoli, no creyente, pero respetuoso de quienes tienen fe, añade estas reflexiones que nos sacuden:
“Yo haré de esta Hermana, de esta mujer un ejemplo humano para los jóvenes: es la única que tiene los papeles en regla para hablar a los jóvenes de hoy, a los jóvenes en crisis. Esta mujer es la única que ha hablado a quien la ha amenazado” (Famiglia cristiana)
Así motiva la grandeza de Sor María Laura:
“Lo que me ha impresionado de esta mujer son las pocas palabras de perdón que pronunció mientras le estaban amenazando. Murió preocupándose de que quienes la estaban matando supiesen que ella les perdonaba de verdad. Cuando le llamaron por teléfono para pedirle ayuda no preguntó nada, más que a dónde debía ir para ayudar. Y fue. Poco después, mientras moría, no se preocupaba de su muerte, sino de quienes la mataban; y puesto que quienes la mataban iban a permanecer en vida, se preocupó de decir una palabra: “yo te perdono”. Precisamente la palabra “perdono” es la clave de lectura. Mirad, el perdón va contra la biología […] Desde un punto de vista humano, en mi lectura el gesto de Sor María Laura Mainetti fue un gesto “loco” porque nadie puede humanamente preocuparse de su asesino, en el momento en que le están matando. El perdón es “inhumano”, pero cuando se da es un elemento que fascina, precisamente porque es una anomalía” (Ibidem)
Y así explica su admiración:
“Sor Maria Laura tiene un aspecto particular: el de ser una mujer normal, un “don nadie” y que un “don nadie” pueda hacer un gesto de semejante grandeza la convierte en extraordinaria. Por eso es una figura que me agrada mucho. […]Comprendo que también Sor María Laura había incorporado el ejemplo de Cristo, comprendo, repito, también la fuerza que se derivaba de esta imitación, de este ejemplo.
¿Cuántos jóvenes podrían incorporar el ejemplo de Sor María Laura a su vida? Necesitan ejemplos más cercanos. Es difícil averiguar lo que atrae a los jóvenes: pero, ciertamente necesitan ser auténticos, verdaderos… y Sor María Laura era una mujer auténtica.” (Ibidem).
Con tu obispo, te decimos:
“Sor María Laura, nadie te separará del amor de Cristo: “ni la tribulación, ni la angustia, ni la persecución, ni el hambre, ni la desnudez, ni el peligro, ni la espada” porque el Señor Jesús, que estaba en la raíz de tu actúar presuroso, delicado y excesivo, ahora constituye el motivo de tu plenitud de vida. Ahora “ni la tribulación ni la angustia, ni el presente ni el futuro, ni la altura, ni la profundidad, ni ninguna otra criatura te podrá separar jamás del amor de Dios en Cristo Jesús” tu Señor y el nuestro: el amor que te ha impulsado hasta el sacrificio, a ti, víctima, sumisa y capaz de perdón.
...Gracias, bendita Hermana nuestra María Laura: Gracias por lo que has hecho y has dicho por tus hermanos y hermanas más necesitados. Gracias por haber vivido entre nosotros.
Adiós. Espéranos. Sentimos una punzante, difusa y arcana nostalgia de ti. Adiós”.
(Mons. Alessandro Maggiolini Obispo de Como) en la misa del funeral de Sor María Laura.