Filles de la croix

165 A la Hermana Marie-Bonne, la Hermana Saint-Mandé, la Hermana Blandine y la Hermana Maxime. 

16 de enero de 1834

A Madame Marie-Bonne, religiosa, superiora de la casa de caridad e instrucción, parroquia de Saint-Maurice, en Chinon.

Alabado sea N.S. Jesucristo.

          Mis queridas hermanas,

          Si cada una de ustedes cumple verdaderamente la tarea que se  les impone el gran privilegio de permanecer con su Señor, su Salvador, su Esposo, su Juez, su modelo, si todas ustedes llevan una vida interior, si cumplen con sus deberes como cristianas, religiosas, ¡ah! Doy gracias a mi Dios por saber que hay al menos en la congregación un establecimiento donde mi Señor Jesús no es traicionado, deshonrado, sino por el contrario donde es amado, obedecido, imitado.

Pero como ustedes saben, mis queridas hermanas, que llevamos la gracia de Dios en una vasija frágilvelemos incesantemente. Traten de darse cuenta de cómo participan en los sacramentos, qué fruto obtienen de sus lecturas, de sus largas oraciones. Miren si están haciendo del tiempo, del mundo, de su cuerpo y de su alma el uso para el cual Dios se los ha dado. Nunca nos han siso más necesarias la vigilancia y la reflexión para someternos a todos nuestros deberes.

          Les bendigo y les saludo y soy su siervo.

Andrés