Filles de la croix

Muy querida María Laura, nos gusta contemplar tu rostro. Tu vida nos enseña.

Desde tu infancia, la Cruz estuvo plantada en tu corazón. Será fuente de fecundidad.
Tomas en serio los compromisos de tu bautismo. Quieres “hacer de tu vida algo hermoso.”
Tu primera atención es la de formar en ti a Jesucristo. Quieres hacerte en todo semejante a Él. Dejas que la Palabra y la vida te moldeen día a día. Frágil, pequeña, te haces fuerte. ¡Gracias, María Laura!

 

Tu capacidad para recibir, tu sentido de admirarte, valorizan a las personas que encuentras y da la capacidad de comulgar con toda la creación. ¡Cómo amabas la montaña!
Tu alianza con Jesús se convierte en una alianza con cada una de tus hermanas.
Con toda sencillez te entregas para  hacer de la comunidad un lugar de vida.
Dulce, humilde, generosa, atenta a cada una, te conviertes en un apoyo para todos.
Tu coherencia de vida es una fortaleza. Nos confías el impulso profundo de tu ser:

 « Entra en la capilla para rezar; sal para amar. »
¡Gracias, María Laura, por ese  precioso legado!

 

Profundamente arraigado en Dios de la Trinidad, quieres que todos conozcan y prueben el amor del Padre. Los niños, esos pequeños a quienes amas, fuente de tu alegría.
Pero la fraternidad a la que aspiras no conoce límites. Tú, por así decirlo, haces alianza, con la humanidad en toda su diversidad.
Tu preferencia estará siempre con el pobre, el sufriente…
Cada uno, cada una encuentra en ti una hermana, que desde el interior, comulga con su situación.
Abierta al  Espíritu, confías plenamente en su acción.
Tu acogida cotidiana en el respeto, construye ese mundo nuevo, ese mundo según el Evangelio.
¡Gracias, María Laura, por ese testimonio!

 

En esta Iglesia tratas de responder a las llamadas percibidas. En la creatividad y en la colaboración trabajas al servicio de la vida.
¡Cuántos proyectos realizados en unión con las hermanas, con los Amigos, con otras personas!
En tu corazón está naciendo la « Familia de las Hijas de la Cruz.”
¡María Laura, avanza con nosotros!

 

Mujer de relación, para ti cuentan todas las personas.
Pero la angustia de los jóvenes desorientados, sin rumbo y sufriendo soledad, te afecta particularmente.
Por ellos, afrontas fatiga y dificultades de todo tipo. No estás sorda a ninguna de sus llamadas
Esas jóvenes te hicieron salir en la noche. Sobrepasando el miedo fuiste a su encuentro.
Ellas tomaron tu v ida. Tú se la diste.
¡Tu perdón les conseguirá renacer!
Tu misión está cumplida.
Tu vida se ha convertido en Eucaristía. ¡Gracias!

 

Las Hijas de la Cruz, reunidas se dirigen a Sor María Laura