Filles de la croix

Sentido del martirio

El 6 de junio, sor María Laura Mainetti será proclamada beata como mártir. El martirio es siempre un signo de unión como lo fue Jesús en la cruz. El hecho es conocido por todos. La noche del 6 de junio de 2000, aprovechándose de su interés por la juventud en dificultad tres jóvenes le asesinan en un contexto de odio a la fe, porque estas jóvenes no tenían motivos personales de aversión hacia ella, sino que actuaron. en el cuadro de un rito satánico.

El reconocimiento del martirio en el odio a la fe implica el odio a la fe de parte del asesino el y la motivación que llevó a la muerte de sor María Laura es claramente una aversión a la fe. Por parte del mártir se requiere la disponibilidad a dar la vida por la fe y las virtudes vinculadas a ellas, como la caridad, la pureza, la justicia, etc. En este contexto, podemos explicar los mártires de nuestro tiempo como Mons. Romero, Don Puglisi, y el juez Livatino.

Sor María Laura vivió en esta total disposición de dar la vida. La vida vivida en plenitud día a día la llevó a darlo todo, como ella decía, con “sencillez y humildad”: “Señor, toma lo poco que tengo y la miseria que soy. Te doy todo. Nunca me hagas retroceder con la cómoda excusa: no soy capaz. Por ti, por el Reino, por anunciarte, que siempre sepa dar, darlo todo, sin miedo, sin vergüenza, sin temer por el resultado”.

La hermana María Laura nunca se preguntó si Dios algún día podría pedirle la vida en el derramamiento de sangre; era consciente de que Dios puede pedirlo todo a quienes lo aman: “Nos esforzamos, pero nunca somos capaces de dar todo de nosotros mismos. Esta donación total existe en el martirio y eso sólo Dios lo decide”.

Pero para sor María Laura, como de hecho para todos los mártires, se puede decir que, aunque no hubiera dado su vida de manera sangrienta, ciertamente su figura podría haber sido propuesta a la beatificación por su ejercicio poco común de las virtudes cristianas, ejercicio que va más allá del esfuerzo de perfección al que todo cristiano y sobre todo un religioso, esta llamado Si examinamos su fe, su esperanza, su caridad, como surgen de los escritos, de las palabras de quienes la conocieron, de su ejemplo, podemos dar a estas virtudes el valor del heroísmo porque nunca se contentó con lo mínimo, con el resultado alcanzado, sino que vivió siempre llegando al Todo, para dar más, amar más, esperar más, creer más, hasta asimilarse a Cristo a quien se había entregado sin reservas. Una vida volcada solo a Dios, amado, buscado, servido, puede coronarse con el don de la vida misma. Un mártir no se improvisa; es mártir todos los días, todos los días está dispuesto a dar la vida, a ser, como escribió sor María Laura, "comida" por sus hermanos: "Debemos, como él, tener el valor de ser comidos, de ser capaces de transformarnos en alimento y alimento para los hermanos. Debemos convertirnos continuamente para transformarnos en alimento para nuestros hermanos, morirnos a nosotros mismos para ser para los demás, no detenernos tanto a preguntarnos qué hemos recibido, sino cómo nos damos continuamente. Podremos ser alimento, alimento y pan para todos nuestros hermanos, en la medida en que hayamos tratado de dejarnos transformar por la dinámica del amor de Dios”.

 

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