“Gran María Laura
silenciosa y fuerte Hija de la Cruz
que sales de noche para responder
a una engañosa llamada
de socorro
de adolescentes con la noche en el corazón,
que, todavia, siguen siendo nuestras hermanas.
Ahora han puesto una cruz de dura piedra
donde se pararon para siempre tus pasos
y de rodillas, antes de caer, rezaste por ellas
Sobre esa cruz, palabras como piedras:
Si el grano de trigo, caído en tierra, muere,
produce mucho fruto.
Tú eres el grano de trigo muerto en tierra,
en nuestra tierra que fue también la tuya,
y esperamos.
Llegarán los frutos de tu martirio
y serán sobreabundantes.
Traerás aceite para nuestras lámparas humeantes
para que ya nunca más sea noche."
Sandro Braga
"Ha estremecido el aire
el viento se ha hecho dolor
introduciéndose en todo el valle!
Las ventanas se han apagado
las gargantas ya no tienen voz
ha quedado tu sangre
que es palabra de amor.
Un espíritu liviano, suave
ha salido de ti hacia Dios,
un corazón cálido y generoso
ha brotado de las frías piedras de la tierra
allí donde reinaba el hielo.
Tú, Sor María Laura,
compartiendo tu vida con Cristo,
has compartido también con Él la muerte.
Precisamente tu sangre,
tu carisma
trasformará, plasmará.
Habrá nuevos ángeles
por los caminos de tu valle.
A mí, pobre mujer
del nuevo milenio, déjame
imaginar el abrazo
con Aquel que has escogido de por vida.”
Maria Fumagalli