Filles de la croix

Sor María Laura

 

  

MUJER A LA ESCUCHA DE LA VIDA

Siempre eligió la vida, dándola hasta la efusión de la sangre; el elegir siempre la vida le  hizo crecer, le dio esperanza hasta estar siempre pronta a olvidarse de sí misma a favor de los otros.

Vivía lo cotidiano como la novedad que brota del encuentro continuo con el Dios de la Vida, en la oración y en la búsqueda de su rostro reconocido en los pobres, en los jóvenes, en cada persona , en los acontecimientos, en las dificultades, en su propia debilidad… incluso en las situaciones de pecado.

Estaba siempre en la actitud sencilla y alegre de quien no pretende hacer grandes cosas sino que quiere dar la medida colmada del amor en cada gesto por pequeño y oculto que sea.

 

MUJER DE FE Y DE PERDÓN

Sor María Laura nos envía a la semilla caída en buena tierra. Siempre escuchaba la Palabra, meditándola y encarnándola en lo cotidiano, en los pequeños gestos con las hermanas y con cualquier persona. La Palabra y la Eucaristía la transformaban, la hacían humilde y capaz de encontrar a Jesús en todo y siempre. Trasmitía con sencillez su fe sólida y profunda, concreta y trasparente. Pasaba horas en adoración y trasmitía esa intimidad en servicio, acogida, disponibilidad.

Decía: “Contemplar y creer en Cristo significa ser capaz de amar y de perdonar.”

Toda su vida entregada fue una preparación al gran don final: perdonó, como Jesús, a quien la mataba. Dar testimonio del perdón es hacer presente el cielo en la tierra, es devolver la esperanza al ser humano.


CON LOS JÓVENES Y LOS POBRES

Daba lo que más necesita cada pobre, cada persona que sufre= proximidad, sentido de la dignidad, respeto y calidez en la relación. Todo esto con gestos sencillos y concretos cargados de humildad y de fe. Se dejaba interrogar y molestar; sabía recoger y acoger cada grito de cada pobre. Pero tenía una predilección por los jóvenes a quienes consideraba como los más pobres de nuestro tiempo, desorientados, desarraigados y sin futuro. Adivinaba su grito inexpresado.

 

SOMOS INTERPELADAS

“Sor María Laura es un don para la diócesis y para el mundo. Ese martirio aparece en el cuadro de una vida entregada totalmente a la educación de los jóvenes y al acompañamiento de una joven desorientada. La actual urgencia educativa podría encontrar en la figura de Sor María Laura un ejemplo a seguir, un estímulo decisivo en la educación de los jóvenes”  (Obispo de Como)

“Ese testimonio de caridad, de fe y de perdón en este momento de la historia no podemos guardarlo para nosotros, pertenece a la Iglesia. Hay que darlo a conocer.” (Párroco de Chiavenna) Son palabras claras y fuertes que desde el año 2000 hasta hoy han motivado iniciativas para hacer conocer a Sor María Laura como testimonio del amor que han llevado a cabo tantas iniciativas de vida y solidaridad en la huella luminosa de Sor María Laura.