Este año ha sido para mí un año de transición, que me ha permitido volver a los estudios en el campo del acompañamiento espiritual. Al principio, me preguntaba por qué asumir el riesgo de volver a la escuela durante cuatro años y ahora estoy descubriendo la mano de Dios en todo este proceso. Primero, me he dirigido a nuestras constituciones "Espíritu y Vida" en el número 75 que dice: "La formación no termina nunca, requiere a lo largo de la vida apertura de mente y corazón". Durante este primer año, he experimentado la alegría de redescubrir que un tiempo de formación también es vivir una misión en su sentido más profundo. La oportunidad de estar acompañada por un acompañante en relación con todo lo que ofrece el año fue una agradable sorpresa y un bonito regalo. La oportunidad de vivir este tiempo con otros de todo el mundo – los/las estudiantes venían de Perú, Burkina Faso, Francia, Quebec, cada uno/a con su propia historia, cada uno/a con su propia riqueza. Pero, la sorpresa más hermosa fue ver que durante este curso, me vi a mí misma haciendo conexiones con toda mi propia vida, con todo mi ser, como mujer, como cristiana, como Hija de la Cruz. Verme estableciendo vínculos con nuestras constituciones, con mis misiones pasadas; incluso hacer conexiones con nuestros fundadores y nuestra Beata Hermana María Laura fue para mí una fuente de energía y afirmación que superó mis expectativas.
Varias personas me dijeron que era valiente al volver a la escuela a mi edad, pero pronto descubrí que volver a la escuela me ha permitido encontrar la riqueza de la lectura, la importancia de mantenerme al día con las cosas nuevas. Además, de darme la oportunidad de hacer, si queremos, una renovación interior, en la jubilación con un profesor en "Revivir como Lázaro". Es genial ver que Dios continúa invitándonos a liberarnos de las cadenas de nuestras heridas a cualquier edad y que esto restaura una vitalidad extraordinaria.
Así que cuando la gente me pregunta qué estás haciendo ahora que estás jubilada, yo respondo: "Hace varios años un obispo me dijo: 'que las monjas nunca nos salimos de nuestro camino'... Así que volver a la escuela al mismo tiempo que estoy en un equipo que se preocupa por la comunicación de mi Congregación. En otras palabras, estoy en la Evangelización; “Me tomo el tiempo para alimentarme y luego alimentar al otro a mi alrededor.”
Sœur Marie H. Moquin, fdlc