¡Una fiesta de Familia en la simplicidad y juntas!
La crisis sanitaria permite concierto desconfinamiento. Respetando ciertas normas, es posible reunirse. Todas las hermanas se activan en La Puye para hacer memoria del Bicentenario de nuestra llegada aquí. ¡Hoy como ayer en la simplicidad y juntas!
Las cavas abovedadas del siglo 12 del antiguo monasterio Fontevista, son testigos de aquel 25 de mayo de 1820 cuando toda la congregación de las Hijas de la Cruz, por entonces 60 hermanas con las novicias y las postulantes, desplazándose desde San Pierre de Maillé, vienen a instalarse aquí.
En esas cavas recientemente rehabilitadas, quisimos celebrar la Eucaristía que uniría en la acción de gracias a las 7465 hermanas inscritas en el Registro desde hace 200 años.
En la mañana del sábado 23 de mayo, cita para la comunidad del Polo Espiritual y del Consejo General: barrer y lavar el piso, acarrear la mesa del altar, los elementos litúrgicos y 19 sillas a ubicar según las medidas reglamentarias del covid-19. En la tarde, algunas hermanas de las tres comunidades preparan la decoración.
El domingo 24 de mayo a las 11 horas, la Misa celebrada por monseñor Pascal Wintzer arzobispo de Poitiers otorga la fiesta toda su dimensión eclesial y los cantos en portugués, español, francés acompañados por la guitarra, el Tam Tam y las maracas, aportan su dimensión universal.
Un icono de la Trinidad, la cruz traída por el padre Andrés el día del desplazamiento, la estatua de la Virgen perteneciente a Juan Elisabeth y que llego con ella a La Puye, la foto de la hermana María Laura, el libro en el que están todas las Hijas de la Cruz y que fue dado a la hermana Susana el día de su nominación, el libro de vida de la Familia hermanas-laicos, el logo de la Alianza, dos remos recordándonos el “navega mar adentro”, un hermoso buquet representando ayer , hoy y un mañana a crear al soplo del mismo Espíritu, como nos invitaba monseñor en su bella homilía .
«Estoy muy contento de estar en este lugar tan hermoso y que existía antes de la llegada de la comunidad. Me parece ver aquí en este lugar, una especie de imagen de lo que es vuestra vida de congregación y de lo que es, cada una de nuestras vidas.
En efecto fundar algo, crear, no se hace nunca sin que algo preexista. Es verdad podemos crear, pero podemos hacerlo porque existe algo antes. Crear, innovar, es el desafío de todas y lo es para ustedes también hoy. Hoy pueden apoyarse sobre esta historia de Congregación y porque existe esta historia, estas fundaciones, pueden crear, innovar, responder a otras llamadas.
Entonces comprendemos bien que, la creación y la novedad se funda en pilares. Los pilares de estas cavas son una imagen … en realidad, vuestro pilar es la unión a la persona de Cristo; vuestro pilar es la oración, el don del Espíritu Santo.
Estoy feliz de celebrar con vosotras este Año Jubilar, aunque desafortunadamente la pandemia impida a muchos de venir a vivirlo aquí. ¡Os deseo un bue Año Jubilar y mucho coraje! los acompaño con mi oración (de la homilía de Mgr. Pascal Wintzer, évêque de Poitiers)
Un “Vayan al mundo entero, de todos los pueblos hagan mis discípulos. Aleluya. Amén” cantado en un canon improvisado, hizo estallar nuestros corazones y llenó cava de todos los pueblos y culturas donde el Evangelio, anunciado al color del carisma, llegó testimoniando de la fecundidad de esta Casa Madre!
Una mañana fresca de primavera,
sol radiante de tiempo pascual, brisa suave de un pentecostés esperado,
el 25 de mayo nosotras también queremos recorrer a pie el camino de Roquefort (St. Pierre de Maillé) a La Puye como lo hicieron nuestras hermanas; porque también nosotras nos sentimos llamadas a desplazarnos.
Las comunidades más cercanas de La Puye: Poitiers, Sèvres Anxaumont, Béthines, Saint Pierre de Maillé, fueron invitadas y todas respondieron presente! Ciertamente la organización es muy distinta a aquella de 1820, cuando la más grande del grupo tenía la edad de quién hoy es la más joven… pero cuando el deseo de comunión nos quema, los pies, ¡el bastón o el coche…nos conducen!
Un grupo de hermanas partió temprano a las 7:30 desde San Phèle hacia La Puye, otro grupo a las 9:15 desde La Puye hacia Fontdouce, donde se encontraron los habitantes de San Pierre de Maillé y los parroquianos de La Puye hace 200 años. A las 10, otro grupo de hermanas más mayores vinieron allí también en coche. Inmensa alegría de volver a encontrarse después de 12 semanas de confinamiento. ¡Inmensa alegría de Familia que honora sus raíces, que celebra su presente y que reanuda su confianza en el avenir!
En Fontdouce acogimos un mensaje de Andrés Huberto dirigido a las hermanas en una de sus cartas:” vosotras habéis dejado todo por Dios; dejaos a vosotras mismas sin reserva Oh, qué gloria para vosotras es estar allí dónde estáis por Jesús, con Jesús! ¡Sed entonces como Jesús es! Vosotras que continuáis la misión del Señor en favor de sus pequeños, ¡ah! redoblad vuestro esfuerzo para hacer conocer, amar y servir a Aquel que os ha enviado en medio de ellos».
Llamado y misión aun para nosotras hoy, Hijas de la Cruz en el mundo entero. Desafío de un desplazamiento interior a vivir; desafío de una audacia para innovar respuestas. Elan para continuar la ruta hasta La Puye y más allá …donde los pobres reclaman una razón para esperar!
Al llegar, el cielo azul sobre los claustros cómo reflejando la mirada profunda y quizás emocionada de los fundadores, iluminaba el recuerdo de tanta generaciones reunidas aquí y presentes en cada una de nosotras. El sentimiento de estar en casa, de estar con todas, de ser historia, de ser promesa.
En la sala Sanito Ignace, un almuerzo- picnic compartido con lo que cada una había aportado.
Fiesta simple, fiesta grande en el corazón,
gratitud a las hermanas de ayer
acción de gracias a Dios que nos conduce
y nos impulsa a navegar mar adentro!