Permitid que me presente: Soy Elisabeth, una novicia de Burkina Faso y pasé mi periodo de unos tres meses de experiencia misionera en la comunidad de Ponte di Nona en Roma.
Me gustaría compartir con ustedes algo que considero muy importante. En Italia, hay menos vocaciones religiosas y sacerdotales que en África, por lo que es más difícil "sembrar" ese deseo en el corazón de los niños.
En Ponte di Nona, tuve la oportunidad de participar en varios cursos de catecismo para dar testimonio de mi experiencia vocacional.
"¿Por qué quieres ser monja?" Era la pregunta más frecuente, pero había otras muchas: cómo y cuándo comencé a sentir la llamada, cómo reaccionó mi familia a esta elección, cómo conocí a las Hijas de la Cruz, si siento nostalgia por mi país, si me siento bien aquí en Italia y si quisiera volver, cómo veo mi futuro ...
Con alegría, traté de responder, contando mi historia con sencillez, destacando sobre todo el regalo recibido: el amor por Cristo, por el Evangelio, por los jóvenes y los pobres a quienes deseo servir con el don de mi vida.
Además, en la semana del 26 de enero al 2 de febrero, recibimos en la parroquia la imagen de la MADONNA DE LA CONFIANZA, especialmente venerada en el Gran Seminario de San Juan de Letrán en Roma.
Cada tarde, los seminaristas, de dos en dos, animaban la reunión de catequesis para los diferentes grupos de jóvenes reunidos en la iglesia con sus familias. Hablaban de su vocación personal y ofrecían su testimonio de vida siguiendo a Jesús, respondiendo a todas las preguntas formuladas por los chicos.
La semana tanto "mariana" y "vocacional", un biblista ofreció una catequesis nocturna a adultos con meditación sobre la parábola del sembrador del Evangelio de Marcos (4,1-20). Insistió en confiar en Dios y también en uno mismo: no hay vida sin dificultades, pero uno debe "mantenerse” con la confianza puesta en Jesús sufriente.
En la tarde del viernes 1º de febrero, Su Eminencia el Cardenal Angelo De Donatis, Vicario General del Papa Francisco para la Diócesis de Roma, se reunió con nosotros para conocer a los jóvenes de la Prefectura.
¡Quedamos sorprendidas de semejante participación!
A través de un diálogo sencillo y directo, el cardenal respondió las preguntas preparadas por los jóvenes de las diferentes parroquias.
En particular, al comunicar la historia de su vocación personal, dijo que la oración fue la fuerza que alimentó su confianza en Aquel que lo llamó y le dio el coraje de responder Sí a su misión de amor.
Finalmente, el domingo 2 de febrero, en la solemne concelebración de las 10, agradecimos al Señor por el don de vocaciones en la Iglesia.
A lo largo de toda la semana, nuestra comunidad oró por las jóvenes en formación en nuestra congregación y por aquellas que están buscando su propia vocación.
Elisabeth, una novicia de Burkina Faso