Filles de la croix

La misión se ensancha…

 

Molante de costado            En Maillé, se conoce a las Hijas de la Cruz, la comunidad de las hermanas de Molante, en ella acogen enfermos y huérfanas; las hermanas van a cuidar a los enfermos, participan en los oficios y rezan. El párroco de S. Pierre las apoya, las instruye, les pide servicios para los pobres. Las jóvenes se sienten atraídas a esa comunidad que irradia y que crece.

            Sor Isabel reza: “si la fe es tan viva en esta colina de Maillé como lo fue en la tierra  Canaán, ¿por qué las Hijas de la Cruz no se multiplicarían como los Hijos de Abraham”? Visión  profética y aceptación de un futuro diferente, ¡de otro lugar posible!  

            Al mismo tiempo, los vicarios generales de Poitiers piden  al Padre Fournet que se encargue de la pastoral de los pueblos del entorno donde no hay sacerdotes. El padre Andrés  circula; a veces se hace acompañar por una hermana. Recibe también a hermanos  sacerdotes en su casa… y poco a poco surgen las peticiones: en Angles, después de una misión, en Archigny…

Las primeras hermanas, amigas y conocidas de Isabel son originarias de esos pueblos. Sor Anne es de Maillé, Sor Madeleine, de Poitiers ; Sor Véronique, de Angles. El buen Padre era vicario de Haims; para ir a Béthines, que Isabel conocía bien, hay que atravesar S. Savin. Ellas recorren esos caminos con una nueva mirada orientada hacia los niños, los enfermos… Donde no había sacerdotes, organizan la oración, leen el ordinario de la misa. Se crean vínculos.

Entonces, el padre Andrés piensa que ha llegado el momento de implantar pequeñas comunidades y así las hermanas no tendrán que regresar a Maillé por la noche.

Envía a las hermanas a las parroquias sin sacerdote, a La Puye, a Coussay les Bois, a La Bussière, a Payzay, a Sainte Radegonde, y como la comunidad de Molante aumenta  en número, se pudo fundar en Béthines desde 1808: el párroco s abe lo que pasaba en la Guimetière, en torno a Isabel  y hace todo lo posible para que vaya una comunidad y dona una casa: ¡es la primera fundación!

Una joven que llegó de Auvergne, y es novicia desde hace unos meses es enviada a La Bussière con otra hermana: es la catequista que recorre el pueblo, hace rezar y reúne a los parroquianos.

A La Puye van también dos hermanas itinerantes y se alojan en la casa de Marie Pichot, la antigua novicia fontebrista, futura Hija de la Cruz amiga de Mademoiselle Catherine Fournet hermana del Buen Padre.

            Así frecuentemente, esas fundaciones tienen lugar en el campo. Las hermanas viven en pequeñas comunidades en medio de la población para la que serán signo de la Iglesia y centro de evangelización por el catecismo, el contacto humano, la presencia, el testimonio comunitario. Educan huérfanas y cuidan enfermos.

Para poder ofrecer gratuitamente enseñanza y cuidados a los pobres, para educar a las huérfanas, es indispensable  asegurar una ayuda financiera. Las hermanas vivirán “en fundaciones”. Casi siempre siguen el mismo esquema en todas partes: una familia acomodada pone a disposición de la congregación un edificio que puede disponer de una parte para alojamiento de las hermanas y de un local para la enseñanza. También se compromete a proporcionar medios para la subsistencia de las hermanas con la condición de que ellas provean a las necesidades sociales del pueblo. En estos acuerdos se conceden donativos, legados, rentas perpetuas. Y así renace en los pueblos una vida cristiana en la que participan hermanas y laicos que se ayudan mutuamente y celebran juntos.

A.G.

Mapa del libro Entre Vienne et Creuse...