Filles de la croix

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Buenas nuevas desde la familia
Dec 6, 2018

El pasado 19 de marzo, festividad de San José, se ha aprobado, de conformidad con el Código de Derecho Canónico, la Asociación privada de fieles denominada CENTRO DE FORMACIÓN A LA MEDITACIÓN CRISTIANA, con sede en Roma. La asociación tiene personalidad jurídica en el ordenamiento canónico, de conformidad con el canon 322.

La Asociación “CENTRO DE FORMACIÓN A LA MEDITACIÓN CRISTIANA” ha sido promovida por un grupo de fieles católicos que, desde 1990 se reúne con regularidad bajo la guía de sor Marisa Bisi HdC, compromitiéndose en ayudar a las personas de todas las edades, de todo tipo de condición social, cultural y religiosa a comprender el sentido de la vida y de la dignidad de la persona mediante el aprendizaje vital de los contenidos de la fe católica, al principio inspirándose sobre todo en la experiencia espiritual del Apostolado de la Oración, ahora Red Mundial de Oración por el Papa.

Los asociados específicamente se proponen difundir el conocimiento de los contenidos y la experiencia de la meditación cristiana, tal como fue vivida desde los orígenes en la vida espiritual cristiana y en la fe católica, dentro de la más auténtica tradición eclesial. En este marco, el Centro se dirige ya sea a los creyentes comprometidos en un camino de fe, ya a los que están alejados o en búsqueda de la fe, también ofreciéndose como lugar eclesial de apertura ecuménica y de diálogo interreligioso.

La Asociación quiere promover el nacimiento y el crecimiento de grupos de escucha y formación a la meditación cristiana profunda en cualquier lugar: en las parroquias, los colegios, los hogares, en los distintos ámbitos laborales y culturales, involucrando adultos preparados adecuadamente. Con este objetivo, se propone colaborar con sus propios recursos en las Diócesis italianas, en función del incremento de la pastoral de la inteligencia, de la fe, del don gratuito y responsable de sí mismo en el ámbito de la sociedad actual, donde la persona, acosada por el individualismo, está en fuerte riesgo de dispersión, desconcierto, disociación y subjetivismo.

Objetivo de la Asociación es un servicio eclesial integral de la persona y de profundización de la fe mediante la Meditación cristiana profunda: un camino que favorece el despertamiento y la alimentación de la interioridad. La Asociación se propone como lugar eclesial de apertura ecuménica y de diálogo interreligioso. Se dirige ya sea a los creyentes comprometidos en un camino de fe, ya a los que están alejados o en búsqueda de la fe.

La Asociación promueve:

  • la comunión, la colaboración, la participación en el espíritu del Evangelio para desarrollar experiencias de comunión y de servicio formativo dondequiera: en las parroquias, los colegios, los hogares, en los distintos ámbitos laborales y culturales;
  • la manifestación del reino de Dios también como acción para una sociedad estructurada de manera más justa y decente para todos, a la luz de la antropología cristiana profundizada de manera experiencial y sapiencial.
  • La cultura de los valores y el desarrollo de la conciencia y el discernimiento, para colaborar de manera responsable a la actuación del diseño de Dios Padre, Amor que educa, sana y transforma.

La Asociación favorece el desarrollo integral de la persona en sus diferentes niveles, mediante recorridos formativos inspirados en el método pedagógico de los ejercicios espirituales de S. Ignacio de Loyola e iluminados por la palabra de Dios, del Magisterio de la Iglesia y de la historia.

Savia vivificante de la Asociación son sus fuentes carismáticas:

  1. La espiritualidad bautismal, trinitaria y pascual de la Congregación de Las Hijas de la Cruz de San Andrés Uberto y Santa Juana Isabel, cultivada para que sea presente Jesús con un estilo de vida y de obras conforme a la sencillez y esencialidad del Evangelio;
  2. La Red Mundial de Oración por el Papa: un servicio de evangelización y de oración que a partir de los desafíos de la humanidad y de la misión de la Iglesia, invita a orar sobre las intenciones de oración que el Papa propone cada mes para participar en los regocijos, las esperanzas y los sufrimientos de las hermanas y de los hermanos en todo el mundo.