Filles de la croix

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Somos Vulnerables
Mar 28, 2020

En Madrid estamos en el ojo del huracán de esta terrible pandemia de la que quizá, inconscientemente, pensábamos que nos íbamos a librar pues oíamos que tenemos un excelente sistema sanitario y que el virus no era más letal que una gripe, pero he aquí que ha llegado la hora de la verdad y comprobamos que los contagios crecen a ritmo exponencial, que las muertes se multiplican… que el sistema sanitario está superdesbordado y palpamos nuestra vulnerabilidad…

El estado de alarma nos ha hecho quedarnos encerrados/as… Como  Lázaro, hemos muerto cada uno/a, y enterrados/as en las casas, empezamos a sentir que nuestro amigo Jesús está lejos… ¿No será más bien que nuestras comodidades, nuestra prepotencia nos ha hecho alejarnos de Él? No lo hemos visto en los últimos, en los pobres, en los presos, en las personas sin hogar, sin trabajo, sin recursos… Nos hemos preocupado de lo nuestro, de nuestra seguridad, de nuestros pequeños problemas y dificultades, descuidando lo esencial.

Esta situación nos obliga a palpar nuestra vulnerabilidad y a valorar lo que de verdad importa, a comprobar que nos necesitamos todos…

Europa, la orgullosa Europa, que estaba perdiendo sus valores, empieza a comprobar que navegamos todos en el mismo barco, que el planeta Tierra es ciertamente una aldea global y que no se pueden poner barreras al campo…

Se nos ha dicho de muchas maneras que estamos en un cambio de época más que una época de cambios y tal vez este virus nos viene a enseñar algo de lo que significa ese cambio de época.

Y Como dice Koldo Aldai: “Ojalá toda esta crisis represente un parte-aguas que impone el "antes y después", la fractura con todo lo caduco o lo que es lo mismo lo antiguo, lo separado, lo insolidario… El mayúsculo error sería no aprovechar esta preciosa crisis para dar un gran salto en nuestra conciencia colectiva… que las distancias no cayeran; que después de haber vivido la lúgubre separación, los más sólidos tabiques no se desplomaran; que las fronteras de todo orden no desaparecieran.”

Estamos viviendo la cuarentena en Cuaresma (por algo será). El confinamiento nos invita al recogimiento, al silencio y aunque no dejemos toda actividad, pues seguimos, en lo que se puede, la vida ordinaria en casa y, por teléfono, tratamos de atender a quienes nos necesitan, a quienes no podemos atender presencialmente, pero les podemos escuchar, animar e indicarles donde pueden conseguir alimentos o productos esenciales para sus necesidades básicas… podemos dedicar más tiempo a la oración y a la lectura y comprender que somos privilegiadas porque, a nivel material, no nos falta nada, porque tenemos hermanas, gente que nos quiere y nos cuida… y sobre todo, porque sabemos que nuestro DIOS es AMOR y VIDA que se hizo uno de los nuestros y RESUCITÓ.

Porque esperamos que esto también pasará y volveremos a la normalidad que no queremos que sea la normalidad de la guerra de Siria, ni la de los campos de refugiados, ni la de las pateras que se hunden en el Mediterráneo… Que no sea la normalidad de un mundo injusto donde tantos mueren de hambre mientras otros despilfarran.

Ojalá que esta crisis sea los dolores de parto que lleven al
alumbramiento de un mundo nuevo… Entonces podremos decir:
¡BIENAVENTURADA SEA!

 

S. Maite Heredia, Hijas de la Cruz