Después del verano, el inicio de curso lo marcaba este encuentro. Para ello fue elegido un lugar muy especial para la congregación de las Hijas de la Cruz, Los Arcos.
Fuimos llegando cada uno a su ritmo y acomodándonos en la casa de San Andrés. Fue un encuentro muy familiar y nos sentimos como en casa. La acogida por parte de la comunidad fue calurosa y muy atenta en todo momento.
Nada más llegar y ponernos al día de nuestras cosas, empezamos a trabajar. Unos temas por la mañana y otros a media tarde, nos sirvieron para reflexionar y pensar en qué camino queremos recorrer, qué pasos queremos dar y hacia dónde... Casi nada...
Después del trabajo, hacia las 18:30 de la tarde, salimos a la calle en dirección al Vía Crucis. El camino y rezo que San Andrés hacía cada día que estuvo en este pueblo. A pesar del viento y un rebaño de ovejas en el camino, llegamos hasta la ermita. Fue un momento de lecturas y silencios armoniosamente equilibrados. Un momento para reflexionar y motivarnos para el camino.
El domingo, después de una puesta en común y programar las fechas de los siguientes encuentros, participamos con el pueblo en la Eucaristía.
Como no podía ser de otra forma, finalizamos con una
suculenta comida y la compañía de las hermanas en el postre.
¡Mil gracias a la comunidad de Los Arcos por vuestra acogida!