Filles de la croix Côte d'Ivoire

GRACIAS, Sr. Janine
Nov 1, 2024

26 de octubre de 2024 en Korhogo, un día memorable para las Hijas de la Cruz que, junto con los laicos de su entorno, celebraron una misa de acción de gracias por todo lo que Sor Janine SEIN ha podido vivir y compartir en África. En esta tierra, el lenguaje del amor ha unido su vida misionera con un pueblo que la ha adoptado y al que ella ha adoptado.

A lo largo de la jornada, los ponentes dieron testimonio de :

  • El alma de la vida misionera de la Hermana 
  • Las misiones que ha emprendido
  • Y de la gracia con la que supo hablar de Dios al mundo más a través de los hechos que de las palabras.

El alma de la vida misionera de la Hermana Janine

«Ser testigo de la ternura de Dios». La oración constante siguió siendo el alma de su vida misionera, porque para ella, seguir a Cristo era siempre una llamada a imitarle, el enviado del Padre para salvar y curar al mundo. «Curar» era la expresión misma de su profesión de enfermera. A través de su misión de curar, pudo hacerse eco del carisma legado por los Fundadores: «Curar es imitar al propio Maestro».

Las misiones vividas

Después de Niellé, fue a Korhogo, donde, junto con las Hermanas de las Hijas de la Cruz, creó un hogar para personas con discapacidad mental.  Pronto se dieron cuenta de que esas personas frágiles estaban marginadas.  Así que, con el apoyo de laicos, decidieron ofrecerles un lugar de acogida, paz, ternura e integración familiar y social. Además de los cuidados médicos, el Centro Jubileo ha pensado en la reinserción socioeconómica de los pacientes una vez restablecida su salud. Los pacientes curados están desarrollando una granja agropastoral y talleres.

«Como María, de pie al pie de la Cruz, de pie en el corazón de la discapacidad, dio sentido a la fragilidad y al sufrimiento». El nombre dado al terreno donado para la granja refleja muy bien este proyecto de levantar a la persona: WOWOYELAA, que en senoufo significa «¡Pongámosles de pie!

Todos estos testimonios fueron acompañados de donativos de los participantes: sacerdotes, laicos, congregaciones religiosas y, por supuesto, sus hermanas. Le regalaron un cuadro de la Virgen María deshaciendo nudos y un bolso para guardar los preciosos frutos de todas las semillas sembradas.

Estas muestras de afecto dejaron un poderoso mensaje:

Acoger la gracia del Espíritu Santo para poder anunciar a Dios al mundo más con obras que con palabras, para ser mujeres portadoras del Evangelio.