Soy Micaela Maritano, joven de 26 años, de la diócesis de Quilmes, Buenos Aires, (Argentina). Soy miembro de la Pastoral de juventud y formo parte del Consejo para el Camino Sinodal. Soy también profesora de formación religiosa y casi profe de historia.
Quiero compartirles un sueño que comenzó allá por el 2013 con el "HABEMUS PAPAM". Francisco llegaba a cambiarlo todo, a demostrarnos con gestos y palabras que no estaba nada perdido, que una Iglesia cercana, joven y diversa era posible... Su pontificado, su alegría y fortaleza son admirables. "Jóvenes vuelen alto y sueñen en grande" es una frase suya que reflexioné todos estos años, dónde el sueño de participar de una JMJ (Jornada Mundial de la Juventud) estaba muy lejos.
El 8 de mayo del 2023 llegaba a las manos de Francisco una carta mía, agradeciéndole todo esto que les comparto. Veinte días después recibía su respuesta: "Estimada Micaela, cuando faltan jóvenes falta creatividad, falta optimismo, falta entusiasmo, por eso te animo a seguir poniendo tus dones y tu presencia en la construcción de una sociedad y una Iglesia con esperanza".
Viajé a la Jornada de la JMJ con la convicción de seguir logrando la Iglesia que soñamos tantos jóvenes, cercana, fraterna, abierta, que ame y acompañe, que escuche y hable cuando deba hacerlo. Viajé con la ilusión de encontrarme con miles de jóvenes que comparten la misma fe, en otro idioma, con otras culturas, pero la misma fe en aquel que dio la vida por todos, que nos ama y nos regala un nuevo abrazo de misericordia cada día, a pesar de todo, a pesar de lo que seamos, de nuestros miles de defectos.
En esta peregrinación que comenzó en Roma fuimos encontrándonos con distintas almas generosas que estaban a nuestro servicio, sin ellas nada hubiese sido posible. Allí nos abrieron las puertas de su casa las hermanas de Marie Ward que, muy generosas, nos prepararon un lugar para alojarnos.
Después en Francia y Madrid, países previos a Lisboa, Dios puso en nuestro camino a las Hijas de la Cruz, allí nos encontramos con Claudia, Marthe y Karina, entre otras hermanas que también acompañan el carisma. Estamos sumamente agradecidas, confiadas en que el Dios que seguimos y amamos bendecirá en abundancia sus vidas por este gesto tan grande que han tenido.
Estás peregrinaciones (al menos para los que venimos de tan lejos) no podrían ser posibles sin estas ayudas y está confianza plena en nosotras. Y allí, en Madrid, nos despedimos de Karina y volamos a Lisboa, donde comenzó el gran sueño con unos días increíbles, de mucho calor.
La Eucaristía del final del día calmaba nuestras dolencias, las palabras de Francisco llenas de vida y esperanza nos animaban cada tarde, recargaban nuestras energías y nos ayudaban a dejar a un lado las quejas. Era el momento de presentarle todo lo vivido al Señor, aquel por el cual estábamos ahí. Saber que no éramos dos ni tres, sino más de un millón y medio de jóvenes diciéndole que sí, no sólo al sucesor de Pedro sino también a la Iglesia, a esa que amamos, que sostenemos y admiramos. Esa Iglesia que queremos que le haga lugar a TODOS, que sea casa de acogida, que sea lugar de encuentro y de hermandad.
Que Carlo Acutis interceda por todos los jóvenes, para que los que fuimos podamos ser signos de vida y alegría para todos aquellos que nos esperaron acá. Ese es mi petición y mi agradecimiento por tanto bien recibido, aún sin merecerlo.
MICAELA