Eran las 16 hs, y la plaza central de la ciudad de Zárate se fue llenando de peregrinos y peregrinas de diferentes puntos de la diócesis. Y así, en medio de aplausos y gritos de alegría que aclamaban diciendo ¡Viva Jesús y viva la virgen de Luján! se dio inicio a una nueva PEREGRINACIÓN peregrinación de la DIOCESANA ZÁRATE- CAMPANA, al SANTUARIO MARIANO DE NUESTRA SEÑORA DE LUJÁN, patrona de Argentina. Esta iniciativa que ha nacido con el padre Rafael Tello, se realiza también a nivel nacional en el mes de octubre.
La fiesta comenzó con música y gran alegría porque en Luján nos esperaba María.
Son cientos los peregrinos y peregrinas que acompañaban la imagen de Nuestra Señora durante todo el recorrido de aproximadamente 60 km, desde Zárate hasta el Santuario.
La mayoría van caminando todo el trayecto, otros se van sumando en diferentes puntos, y algunos lo hacen en vehículo particular en caravana junto a los caminantes y siendo apoyo para quienes ya no pueden continuar. Se hicieron presentes también los grupos de Scoutt, grupos de servicio y de misión de las parroquias, los bomberos y la policía. Y como no pueden faltar, también muchos otros miembros de las comunidades parroquiales se acercan en las distintas paradas para aplaudir, animar y sumarse a la gran fiesta porque, como dice la canción, “María está pasando por aquí”.
A la noche, el caminar se hace más difícil, porque las energías van cayendo, pero el ánimo y la fe no faltan, es por eso que en las distintas paradas se ofrece a los peregrinos mate cocido caliente (una infusión) y unas tortas fritas para comer algo rico y seguir caminando.
Alrededor de las 3 de la madrugada ya se ven a los primeros peregrinos que van llegando a Luján con emoción y alegría. La imagen de la Basílica que tan lejana se veía, se hace cada vez más cercana… gran consuelo para hacer último esfuerzo.
Quienes hemos ido de peregrinación a Luján hay una imagen que queda guardada en nuestro corazón: el rostro emocionado de los peregrinos, y la devoción la que se presentan delante de María para ponerse de rodillas y expresar sus intenciones.
¡Cuántos secretos le confiarán a María para que los presente al buen Dios! ¡Cuántos gestos de una fe sencilla que busca en medio del dolor, la esperanza y la vida!
Para terminar queremos dar gracias a Dios por permitirnos a nosotras, hermanas y laicos, participar nuevamente de esta hermosa expresión popular de fe. Por recordarnos, especialmente en este tiempo hacia el Capítulo, que nuestra fe se alimenta de la Eucaristía pero también de la vida y la fe de nuestro pueblo sencillo, los “crucificados y crucificadas de hoy”. Por eso le pedimos, por intercesión de María de Luján, que nos ayude a descubrir cuál es el modo y la mejor presencia para caminar con ellos, construyendo juntos el Reino de justicia, amor y liberación.
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