¿Cómo he llegado a pasar 10 días en comunidad con las Hijas de la Cruz en la Costa de Marfil?
Desde hace 20 años, me encuentro con ellas en Francia. Experimento como todo el mundo, momentos de sufrimiento y me siento a sostenida por ellas. Me ayudan a ir hacía Cristo, hacia la alegría.
En nuestro “Grupo Carisma”. Sor Marie de Magdala nos hablaba de otros “Grupos Carisma” en el extranjero. Se me ocurrió la idea de ir a África donde las Hijas de la Cruz.
Mi petición: pasar ese tiempo con las hermanas. Una especie de retiro, un tiempo de recogimiento de recuperación.
Destino: Costa de Marfil. Después de llegar a Abidjan, fui a Korogho y a Bonieré. Allí descubrí hermanas de varias generaciones francesas y africanas. Todas con el fervor de dar, de compartir, de acompañar a los más pobres a la manera de Juana Isabel y de S. Andrés Huberto. Me he sentido conmovida por la enorme pobreza, la gran miseria, los minusválidos de ese país. Durante años, el trabajo, el recogimiento, la oración de las hermanas han contribuido a poner en pie obras importantes para responder a todas esas situaciones problemáticas con eficacia y siempre con una gran humildad.
En Boniéré, tuve la enorme alegría de encontrar el “Grupo Carisma”. Me acogieron solemnemente. Cada uno manifestó la razón de su presencia en el grupo. Sus historias eran conmovedoras pues ha conocido grandes sufrimiento. En el silencio y la humildad, las hermanas les han sostenido y les han aportado consuelo sin buscar nada a cambio… Merecen un reconocimiento indefectible… Incluso una persona musulmana llegó a convertirse a la religión católica impactada por sus actitudes y su vida cristiana.
En nuestro grupo decimos habitualmente que sentimos que formamos parte de la « Familia de las Hijas de la Cruz ». Ese sentimiento de pertenencia me ha sido revelado de una forma aún más fuerte y por todos los medios, gracias a la disponibilidad y a la humildad de las hermanas.
Doy Gracias a DIOS por este magnífico regalo.