6 de junio de 2000: Sor Maria Laura, en “salida” para responder a una joven en dificultad fue traicionada y sacrificada a Satanás. Ella supo transformar aquella noche de tinieblas en una maravillosa experiencia luz con su “Aquí estoy, Señor, perdónales.”
Hubiéramos deseado celebrar el vigésimo aniversario de este “paso de Dios por Chiavenna”, con una elevación espiritual que se inspirase en las siete últimas palabras de Jesús en la Cruz, pero la pandemia ha suspendido todo.
Ahora, queremos recordar a Sor María Laura con sus palabras, las mismas que habíamos escogido para actualizar aquél gesto de Jesús Crucificado.
Sor María Laura perdonó de todo corazón porque vivió lo que había escrito: "La misericordia es la identidad de Dios que se manifiesta en actitudes de piedad, compasión, ternura, perdón, amabilidad, benevolencia ..."
"Les diré a los jóvenes que creer en Cristo significa ser capaces de amar y perdonar.”
El obispo Maggiolini, entonces obispo de Como, escribió: "Tal vez muchos de nosotros en nuestro corazón sentimos un reproche secreto por usted, hermana María Laura, porque usted se expuso al riesgo y al peligro cuando era más sensato y prudente permanecer tranquila en su casa. Son razonamientos utilitarios. La caridad, por otro lado, es paciente, es benigna... no busca su propio interés, no se enoja, no tiene en cuenta el mal recibido ... Cubre todo, confía en todo, espera todo, apoya todo... Una cosa es la prudencia y otra es la ternura de aquel que da sin reservas.»
Y el Papa Francisco repite varias veces:
“Salgamos. Salgamos a ofrecer a todos la vida de Jesucristo...”
Sor Maria Laura amaba especialmente a Maria, Madre dolorosa al pie de la Cruz. La contemplaba:
“María, Madre con el corazón traspasado, al pie de la Cruz, vivió su sí hasta el final, en su humilde puesto, con una fe sin fisuras. Comprendió mejor que nadie el corazón de su Hijo y en él nos introduce.
“Como María al pie de la Cruz, estamos llamados a estar junto a los crucificados de nuestro tiempo para compartir, servir, evangelizar la pobreza que encontramos en el camino.
También conoció momentos difíciles al vivir la voluntad de Dios. De hecho escribió:
"Yo, también, como Pedro, estoy tentada a decirte, ‘No te conozco.’ ...Sí, preferiría conocerte poderoso, fuerte, siempre victorioso ... por el contrario, debemos esperar: una larga espera, un aplazamiento doloroso que tiene el sabor de la derrota, del fracaso, del escarnio, del rechazo. No puedo esperar hasta que seas victorioso y Tú seas victorioso en mí.
El proyecto de vida de Sor María Laura era: "Hacer algo hermoso para los demás". Se entregó a manos llenas a todos, de diferentes maneras. Unos meses antes de su muerte, había escrito:
"Estar dispuesta a hacer todo por los demás, incluso hasta el punto de dar la vida como Jesús."
Pero siempre prestó una atención especial a los jóvenes. De hecho, por ellos, se entregó hasta el final.
Así hablaba de los jóvenes:
“... Pobres... Sí, porque a menudo desorientados, desarraigados, plagiados, sofocando un grito de vida sofocado.”
"Siento la urgencia de acompañarlos y pedir ayuda a Jesús... no tienen un punto de referencia. Jesús, haz algo. Haznos comprender cómo ser tu mano, tu gesto, tu prolongación.
Consciente de su pobreza, a menudo se abandonaba al Padre:
"Señor, toma lo poco que soy y la miseria que soy. Te doy todo, que nunca me retire con la cómoda excusa de "No soy capaz". Para Ti, por el Reino, por su anuncio, que siempre sepa dar, darlo todo sin miedo, sin vergüenza, sin temer el resultado o el gesto despectivo. Lo importante es decirte sí cuando me pidas mis 5 panes y mis 2 peces. Incluso si a otros no les gustan, aunque parezcan inútiles.»
¡La noche del 6 de junio, María Laura desgarró la terrible oscuridad con la fuerza de su fe invencible! Su rostro "crucificado" es un grito de luz y vida para el mundo.
Aproximadamente un año antes de su muerte, María Laura había dicho:
"Sintámonos en camino hacia un amor que va más allá de esta vida, hacia el Padre cuya mirada descansa tiernamente sobre cada uno de nosotros."
Y esto es lo que leemos en las notas que Sor María Laura dejó sobre la mesa de su habitación:
"Sobre todo, vivamos en la expectativa de su venida final, cuando me llame al Paraíso."
¡Desde allí arriba, la hermana María Laura, sigue "haciendo algo hermoso" por todos nosotros!
Sr. Beniamina Mariani,fdc